- Llevar a cabo una alimentación lo más variada posible, excluyendo tan sólo temporalmente aquellos alimentos que crean molestias y los que aumentan la acidez o irritan la mucosa gástrica. No limite su dieta más de lo necesario.
- Distribuir la alimentación en tres o cuatro tomas (desayuno, comida, merienda y cena). Se puede incluir una colación a media mañana, según horarios y costumbre.
- No hacer comidas abundantes; pesadas o copiosas, comer lentamente y masticar bien.
- No comer alimentos sólidos justo antes de ir a la cama (fermentan en el estómago y producen molestias).
- No es aconsejable la toma frecuente de leche (véase «alimentos aconsejados»).
- Preferir alimentos jugosos que apenas precisan grasa ni cocción prolongada.
- Probar la tolerancia frente a los alimentos ricos en fibra (verduras cocidas enteras, ensaladas, legumbres, cereales integrales, frutos secos y frutas secas…).
- Excluir los alimentos muy salados o condimentados y las conservas en escabeche.
- Sustituir el café, el descafeinado y el té (estimulan la secrección gástrica), por achicoria, malta o infusiones suaves (romero, salvia, manzanilla, etc.).
- No tomar bebidas gaseadas.
- No consumir cantidades excesivas de azúcar.
- En algunas personas que padecen acidez los derivados del tomate (salsas) y el zumo de cítricos pueden causarles molestias.
- Evitar los alimentos muy calientes o muy fríos ya que provocan irritación.
- Progresivamente incluir alimentos nuevos hasta llegar a una alimentación normal y de acuerdo a las indicaciones de dieta equilibrada.
Fuente: saludyalimentacion.consumer.es